El cuerpo lo narra todo, si el de enfrente tiene la sensibilidad suficiente puede captar los matices y derramarse ante los enigmas y argumentos que el otro declara para así favorecer el contexto apropiado del trabajo en terapia. Más que juzgar es escuchar y comprender y, en todo caso, plantear alternativas.
El trabajo del terapeuta es parecido al del fotógrafo, no se puede llegar a la excelencia si no se siente al de enfrente y se conecta con él.
Isabel Muñoz capta los sentimientos de las familias de primates, del grupo y del individuo. Hace arte, crea y narra a través de los ojos.
En la narrativa es frecuente llegar a la familia, a lo primario y a partir de lo narrado se comprenden los lazos para poder ser libre.
Ella, en esta serie de fotografías, hace un trabajo narrativo y artístico sin usar la palabra pero sí la imagen. Nos cuenta una historia y nos seduce con los matices y los enigmas.
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