Aquella manera de enfocar la vida que nos permite seguir adelante en unos márgenes adecuados para sentirnos satisfechos.
A veces, desenfocar lo que nos rodea ayuda a sonreír y decir "mañana será otro día". Si nos pasamos desenfocando podemos caer en la "locura", en lo psicótico...
Si enfocamos cada detalle al máximo, ese realismo excesivo nos empuja a la depresión, a la pérdida de sentido.
Hacerse el loco con determinados detalles es lo más sano que podemos hacer, aunque desde fuera las perspectivas sean diferentes.
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